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Adrián Zelaia (II): «Tenemos un riesgo de Guerra Mundial, pero las oportunidades de movilización van a ser mayores»

Desde los años 2008-2010, lo que se ha hecho es estirar el modelo hacia adelante. Se han venido resolviendo todos los problemas con más dinero, más crédito y más deuda.

En mi opinión, el auge de los países emergentes va a implicar tanto la caída del neoliberalismo como del posmocapitalismo.

Durante 40 años nos han metido el concepto de derechos humanos como derechos estrictamente individuales.

Si gana las elecciones (Trump), en ese segundo mandato vamos a ver realmente a qué responde el trumpismo, si encaja o no en ese mundo multipolar.

El futuro del mundo ahora está fuertemente relacionado con ese choque entre unipolaridad y multipolaridad que, en un 90%, va a definir qué va a ser del mundo.

La derecha y la extrema derecha se están alimentando de esos espacios de verdad o de verdad parcial para los cuales la izquierda tradicional, o lo que nosotros llamamos el partido único, está cerrado.

La semana pasada publicamos en este mismo blog la primera parte de la entrevista a Adrián Zelaia (Ekai Center), titulada «La crisis del posmocapitalismo». Quien desee acceder a ella puede clicar aquí. En esta segunda parte, Adrián se centra más en cuestiones de geopolítica. La hemos titulado «La crisis del mundo unipolar».

II Parte: La crisis del mundo unipolar

¿Podríamos decir que el neoliberalismo y su corolario cultural, el posmocapitalismo, ya están agotados y que estamos emergiendo a una nueva fase llamada de capitalismo inclusivo?

Sí, vamos a ver. Tenemos dos análisis, aunque están interrelacionados: el neoliberalismo como modelo económico y el posmocapitalismo como modelo sociocultural. Que el neoliberalismo está agotado es algo que ya se percibía a principios de siglo. Si vemos cuál es la evolución de la economía, ya en los años 70 se produce una crisis y a partir de ese momento empieza a implantarse progresivamente el neoliberalismo. A pesar de que su obsesión es que las inversiones sean más rentables, lo consiguen solo moderadamente y la productividad evoluciona cada vez de forma más más lenta hasta una situación de estancamiento en la que llevamos ya 20-25 años en Europa y en Latinoamérica. Menos, pero también en Estados Unidos. De esto los grandes intereses corporativos se dieron cuenta ya a principios de siglo, en el momento en que estalla la crisis financiera.  A partir de ese momento yo creo que ellos tienen claro que el modelo está agotado, pero lo difícil es plantear alternativas. Desde los años 2008-2010, lo que se ha hecho es estirar el modelo hacia adelante, fundamentalmente a través de la expansión monetaria. Se han venido resolviendo todos los problemas con más dinero, más crédito y más deuda. Esto resuelve todos los problemas a corto plazo, pero haciendo más graves los problemas de fondo y no hemos sido capaces de reducir el endeudamiento, no ysolo el público, ahora se habla mucho del endeudamiento público, sino también el privado. No solo ya los críticos como decíamos abiertamente hasta hace poco, sino las propias multinacionales, ya desde hace 5 ó 6 años, empiezan a reconocer que necesitamos un nuevo modelo.

Ese nuevo modelo en ciertos ámbitos corporativos se define como un capitalismo inclusivo o capitalismo de partes interesadas, es decir, la empresa no tiene que responsabilizarse solo de los beneficios sino también preocuparse de los trabajadores, de los consumidores etc. En este modelo tampoco se cuestiona la propiedad privada, pero se quiere hacer ver que ya no va a hacer falta el Estado porque las empresas se van a preocupar de la gente. Al mismo tiempo, con una estrategia distinta, hay un reconocimiento creciente de que vamos a tener que pasar a un modelo más intervencionista. Esto es algo muy interesante porque es un reconocimiento claro de que el neoliberalismo, o no ha funcionado, o ya está agotado. Ahí tenemos, por ejemplo, el Informe Mckinsey sobre este tema o el mismo informe Draghi de hace unos días donde reconoce que la situación de la economía europea es desastrosa, que hay una caída de la inversión, que es reflejo claro de la falta de dinamismo de la economía y que la inversión privada no funciona. Renuncian a decir lo que hay que hacer para que la inversión privada funcione, pero señalan que no hay otro remedio que impulsar la inversión pública.

¿Quizá un poco en la línea de Mazzucato?

Eso es, porque la línea de Mazzucato está muy promovida desde el ámbito corporativo, incluso en el Foro Económico Mundial, ante ese reconocimiento de que esto no funciona y hay que buscar otras vías. Mazzucato es también un poco confusa y no sabemos en qué medida estamos hablando de financiación pública de la inversión privada y en qué medida estamos hablando de empresas públicas. Es algo totalmente distinto. Draghi está pensando en financiación pública de la inversión privada y Mazzucato parece que fundamentalmente también, aunque con dudas.

Bueno, se me ha olvidado añadir que independientemente de esos problemas estructurales que acabo de comentar, la caída va a venir como consecuencia del choque geopolítico. En mi opinión, el auge de los países emergentes va a implicar tanto la caída del neoliberalismo como del posmocapitalismo

A veces tengo la sensación de que ha habido un movimiento camaleónico por parte del capitalismo disfrazándose de valores humanistas, que han penetrado incluso con fuerza en la educación, con lo cual es muy difícil distinguir, porque algunas de sus propuestas puedan ser leídas en clave humanista o pueden servir claramente a los intereses del capital. Hay un buenismo y no sé si eso tiene que ver con el capitalismo inclusivo, pero, en todo caso, hay por parte del capitalismo un querer mostrarse con un rostro amable. ¿Eso es así y, si es así, qué podemos hacer para desenmascarar esa impostura? 

Esto no es del todo nuevo. De hecho, el neoliberalismo, en buena parte, se sustenta en impulsar ideológicamente el concepto de individuo frente al concepto de comunidad en todos los ámbitos, de igual manera que los empresarios intentan impulsar ahora, llamándole nueva cultura empresarial, las relaciones individuales de trabajo frente a las colectivas con el objetivo claro de marginar a los sindicatos. Eso está muy de moda en el País Vasco. En la misma línea, se ha impulsado durante los últimos 30-40 años que lo importante eres tú y debes olvidarte de todo tipo de compromisos sociales, sea el sindicato, la familia, el país… Esta es una estrategia clara del que tiene el poder último para debilitar en definitiva al ser humano, porque el ser humano es fuerte en la medida en que se agrupa, en la medida que hace cosas conjuntamente, algo que siempre requiere determinados esfuerzos y compromisos. Durante 40 años nos han metido el concepto de derechos humanos como derechos estrictamente individuales.

En términos geopolíticos parece que el combate actualmente se dirime entre la unipolaridad que conocemos y la multipolaridad emergente. Somos muy críticos con la unipolaridad que nos impone el atlantismo y Estados Unidos, pero ¿es atractiva la alternativa de los BRICS cuando son realidades tan heterogéneas y, sobre todo, gobiernos tan poco respetuosos con los derechos humanos?

El que sean realidades heterogéneas no es malo en sí mismo. Al contrario, encaja precisamente en ese concepto de multipolaridad que implica un respeto a distintas culturas. El tema de los derechos humanos es interesante porque este es uno de los grandes activos de Occidente. Esto es así. No el concepto de democracia porque nosotros creemos que no hay realmente democracia en Occidente, pero en los derechos civiles sí se han dado pasos objetivos importantes, son un activo importante. Pero no se cuestiona si los derechos civiles existen en la India o en Brasil, que son parte de los BRICS, o si existen en Rusia ahora. Se dice que es un modelo autoritario. Yo discutiría si es más autoritario que Estados Unidos, por poner un ejemplo. Tampoco tenemos que pensar que el modelo de China sea bueno para nosotros. China no tiene ningún precedente histórico de derechos civiles, pero ha salido de la extrema pobreza y tiene una sociedad cada vez más articulada.

Cada vez más controlada…

Eso no lo tengo tan claro. Se habla mucho de esto, pero no estoy tan seguro. No conozco China en detalle, pero tenemos informaciones de que lo que se dice sobre el control social en China no es realmente cierto.

Con independencia de que tenemos una visión del resto del mundo muy sesgada por los medios de comunicación, en todo caso, a un ciudadano de a pie de nuestra tierra se le hace difícil pensar, aun siendo muy crítico con el capitalismo, que se pueda alumbrar un mundo nuevo a partir de Lukashenko, de Putin, de Xi Jinping, de Trump…Es muy difícil tener esperanzas de un cambio de rumbo humanitario a través de una multipolaridad liderada por estas personas

Empezando por un punto concreto: no tengo claro el tema de Trump. Esta es una cuestión clave, saber cuál es realmente la apuesta de Trump, porque en su primer mandato ha sido muy contradictorio. Si gana las elecciones, en este segundo mandato, ¿esa apuesta por la multipolaridad va a ser clara?

Pero si nunca ha estado en su discurso la multipolaridad, su discurso siempre ha sido “Primero América”.

Sí, pero haciendo que América deje de ser el policía del mundo.

Ya, pero concentrado en una batalla de hegemonía, no sé si tanto militar, pero sí de hegemonía mundial. No le veo queriendo compartir parcelas de poder con otros polos

Esa es la cuestión. Hay que pensar que, si gana las elecciones, en ese segundo mandato vamos a ver realmente a qué responde el trumpismo, si encaja o no en ese mundo multipolar.  Yo no lo tengo claro. Todos los países emergentes y los anti-Trump, como Wall Street y los grandes medios, están dando por supuesto que esa es su apuesta. Hasta que no llegue ese segundo mandato, nosotros no lo vamos a tener claro del todo. Pero volviendo a la pregunta que me hacías, yo creo que hay que analizar país por país para ver cada país qué ha aportado a ese fenómeno actual de los países emergentes. En el caso de Rusia yo creo que es muy claro. Frente a unos años 90 en los que Rusia estaba dominada por oligarcas que, en definitiva, estaban aliados tanto en el ámbito político como en el económico con Wall Street, el sector Putin llega al gobierno y les echa del poder. A partir de ese momento hay un desarrollo extraordinario de la economía y del bienestar en Rusia, hay una utilización sistemática, por ejemplo, del modelo de gran empresa pública en los sectores estratégicos, lo que es fundamental también para apartar a esos oligarcas del poder. Y hay una gestión de las políticas públicas en interés general. Eso es lo que el tiempo te va diciendo.

¿No se ha producido una sustitución de unos oligarcas por otros más afines a Putin?

Eso se repite mucho, pero hay una confusión permanente, también aquí, cuando se habla de las grandes empresas públicas y privadas. Los gestores de las grandes empresas públicas no son oligarcas. Son gestores que pueden estar ahí y pueden dejar de estar al día siguiente. Aquí también se critica cuando en una empresa pública hay una persona que es de la confianza del Gobierno. Eso es lo natural. Otra cosa es que se produzca ese fenómeno de puertas giratorias con las empresas privadas. Eso tiene otras características totalmente distintas. El que las empresas públicas ocupen espacios en los sectores estratégicos incrementa el poder del Gobierno, que es el que representa a los ciudadanos. El caso de Bielorrusia es muy llamativo. A mí me sorprende el que haya pasado tan desapercibido. Es un país industrial de 10.000.000 de habitantes que ha seguido una trayectoria totalmente distinta de la del resto de los países del Este. Bielorrusia ha mantenido un sistema con un 60-70% de empresa pública, demostrando que esto es viable. Desde un punto de vista económico es algo que deberíamos estar analizando la mitad de los economistas de Europa. Pero, como digo, en todos estos países la cuestión no es si sus formas de gobierno son buenas o malas para nosotros. Está Lula, está India… cada país tiene su trayectoria, pero la cuestión clave es ir debilitando el peso de las corporaciones privadas frente a los gobiernos.

Pero una cosa es decir que nosotros no disponemos de una verdadera democracia porque está el poder económico por encima los poderes políticos y otra cosa es que esos modelos autocráticos, dictatoriales y represivos puedan ilusionar de alguna manera.

Bueno, yo discutiría lo de autocráticos, dictatoriales y represivos aplicado a los países emergentes. Habría que analizar país por país…

…al menos, algunos de ellos que son, además, los que tienen más peso.

Yo estoy convencido de que el modelo de China es muy bueno para los chinos y que irá evolucionando, porque una cosa es el tema de los derechos civiles como lo contemplamos nosotros y otra cosa es pensar que eso es lo único importante. China ha sacado a 800.000.000 de personas de la situación de extrema pobreza. No sé qué puede haber más importante que eso. Y están situados en el primer nivel tecnológico. Yo creo que irán avanzando de forma natural en los derechos civiles.

Entiendo que Ekai Center mantiene un discurso un poco deconstructor de la izquierda. Incluso en un momento dado habéis dicho que hay que reubicarse respecto al concepto clásico de izquierda-derecha y que es discutible el concepto de progresismo. Y habéis puesto como “prueba del algodón” del ser progresista cómo se sitúa cada uno en la disyuntiva entre el mundo unipolar y el mundo multipolar, porque, efectivamente, las élites capitalistas temen perder poder ante ese último escenario. ¿Lo ves así?

Vamos a ver. No cuestionamos, evidentemente, el término “progreso”, por lo tanto, tampoco el término “progresismo”. Otra cosa es cómo se utilizan las palabras. El concepto de izquierda, en realidad, es un concepto liberal, no es un concepto del marxismo, ni del movimiento obrero. Esa identificación se ha producido fundamentalmente en la segunda mitad del del siglo XX.

Bueno, viene de la Ilustración y de dónde se colocaban los diputados en la Asamblea. 

Eso es. Entonces, es un concepto de reacción: unos en un sitio, otros en otro. No es un concepto que en origen hiciera referencia a unos objetivos estratégicos concretos. En la segunda mitad del siglo XX se relaciona el concepto de izquierda con el concepto de progreso y la defensa de la gente precisamente frente a los poderes corporativos, en sentido positivo. La derecha se relaciona más con el concepto de defensa de la tradición, por sintetizarlo de alguna forma. Pero una cosa es lo que sea la izquierda y lo que sea la derecha desde ese punto de vista y otra cosa es quién se llama a sí mismo izquierda y derecha. Esto lo hacen los medios de comunicación. Nosotros sí hemos cuestionado esto radicalmente, porque eso es entrar en ese juego dialéctico en el que se justifican a sí mismos en base al número de enemigos que tienen.

Otra perversión de la dialéctica izquierda-derecha es que ha facilitado enormemente dividir a la gente en dos, algo que tenía lógica en un contexto histórico en el que la clase trabajadora asalariada era una parte moderada del total de la población, un 20-30%. Pero ahora es un 90%. Aceptar dividir a los ciudadanos al 50% entre izquierda y derecha es un juego estupendo para que el poder divida a los trabajadores entre trabajadores de izquierda y trabajadores de derecha. Evidentemente hay muchas otras cosas importantes, pero el futuro del mundo ahora está fuertemente relacionado con ese choque entre unipolaridad y multipolaridad que en un 90% va a definir qué va a ser del mundo, si va a ser un mundo controlado por los intereses corporativos o va a ser un mundo controlado por los gobiernos.  Ese control de los gobiernos no garantiza evidentemente que estos trabajen para la gente, pero es lo único que lo permite.

Cuando se habla de las grandes corporaciones, parece que son como una mano oculta, lejana, siniestra, de difícil reconocimiento. A lo más llegamos a hablar de fondos como Blackrock, Vanguard, etcétera. ¿No habría una manera de ponerle rostro a eso, por ejemplo, aquí, en la sociedad vasca? ¿Podríamos citar ejemplos de empresas y personas que personifican ese poder corporativo en el País Vasco?

Estamos hablando de un territorio muy pequeño e industrial, lo que significa una gran dependencia del exterior. Los poderes reales del País Vasco, lógicamente, tienen una dependencia del exterior muy importante. Un ejemplo que nosotros hemos puesto es la presidencia de Confebask. Las dos últimas presidencias de Confebask no han sido empresarios, han sido gestores de filiales de multinacionales y la actual presidenta es gestora de una filial de una multinacional controlada por Blackrock, lo cual ya nos está diciendo qué tipo de poderes fácticos son los que realmente inciden en el País Vasco. Luego, no es difícil apuntar a cuáles son algunas de las grandes empresas, que son bien conocidas, como Petronor, Iberdrola, etcétera.

¿Por qué no hay extrema derecha en el País Vasco?

Buena pregunta. Seguramente tiene algo que ver con el peso de los partidos vascos nacionalistas y con que estos partidos tienen una apuesta muy clara todavía por eso que es políticamente correcto, o puede ser también por una identificación de la extrema derecha con lo antivasco. Puede haber algo de todo eso. Pero estoy improvisando.

Imagino que en más de una ocasión habréis oído la crítica de que el discurso de Ekai Center con sus matices conspiranoicos, la crítica y la desconstrucción de determinadas visiones del feminismo, de la migración, del cambio climático, de las minorías sexuales, etc. tiene algunas concomitancias con la extrema derecha.

En principio, no es algo que como analista me tiene que importar. Si analizo una realidad y me lleva a una determinada conclusión, que otros le llamen como lo llamen no me tiene que importar porque hay que buscar la realidad y el análisis objetivo como sea. La derecha y la extrema derecha precisamente se están alimentando de esos espacios de verdad o de verdad parcial para los cuales la izquierda tradicional, o lo que nosotros llamamos el partido único, está cerrado. Por eso se está expandiendo.

¿Hay, entonces, una falta de libertad de expresión también?

Sí, claro, porque esa falta de libertad de expresión se consigue a través de que esto es lo políticamente correcto y no se puede hablar más. Entonces acaba estallando, pero normalmente estalla en forma de lo que se suele llamar disidencia controlada, una buena parte de esa extrema derecha. Los intereses corporativos tienen recursos para todo. Para ellos 1.000 millones no es absolutamente nada y con 1.000 millones puedo comprar a 1.000 políticos de un día para otro. Igual que han controlado los partidos que decían que eran de izquierda, derecha o centro, pueden controlar la reacción frente a ese consenso.

¿Hay razones para la esperanza?  ¿De qué puede alimentarse esa esperanza?

Yo creo que estamos en un momento histórico clave con grandes riesgos, pero todos los momentos de grandes riesgos son también momentos de grandes oportunidades. Estamos en un momento histórico fundamental. En los próximos años el neoliberalismo va a estar en cuestión, también el posmocapitalismo y el poder corporativo, y esto va a crear un enorme debilitamiento de todos esos condicionantes de las organizaciones sociales. Las oportunidades que se abren se están empezando a ver en distintos ámbitos. Al contrario, lo que hay que transmitir a los ciudadanos es que hay que moverse cuanto antes para aprovechar esas oportunidades. También para hacer frente a los riesgos. Tenemos un riesgo de Guerra Mundial a la vuelta de la esquina. Pero las oportunidades de actuación, de organización, de movilización van a ser mayores de lo que han sido en décadas.

Respuesta

  1. Avatar de Emeterio

    LA LUCHA CONTINUA 💪🏾

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