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Pepe Ruiz (Atxuri Harrera): «En Bilbao hay gente pasando hambre… es una vergüenza la situación de bloqueo del SMUS»

Hace 3 años sucedió un desalojo especialmente agresivo. La Policía Municipal no les dejó a los chavales recoger sus pertenencias y delante de sus narices, con una furgoneta de limpieza, tiraron sus sacos, sus mantas, incluso un joven perdió sus documentos.

El primer año fue especialmente intenso y difícil de llevar por las situaciones que día tras día tienen que soportar las personas que están en la calle, sobre todo si son racializadas. Era una continua sorpresa y un continuo desgarro.

A través de este nuevo sistema de cita en el SMUS han conseguido la coartada perfecta para que no sean visibles las colas del hambre.

Arestian Atxuri Harrera auzo-talde solidarioak bere urteurrena ospatu du festa hunkigarri eta alai baten bidez. Atxuri Harrera moduko auzo-taldeak hainbat daude sakabanatuta daude hirian zehar, Bilbo hiri abegikorragoa eginez guztiontzako, baina batez ere kanpotik datozenentzako. «Ongi Etorri Errefuxiatuak» mugimenduaren itzalean jaio ziren, baina baita bizitza propia garatu dute ere. Ez dira, ez, oso talde egituratuak baina bai oso eranginkorrak harrera, beroa, elkartasuna, afektua ematen… azken batean, gure kulturan hain premiazkoa dugun horretan: zaintza. Pepe Ruiz Osoro Madrilgo bilbotarra da. Ingurumen Zientzietan lizentziatua, Sarrikon Hegoako Masterra (UPV-EHU) egin ondoren Bilbon finkatu zen. «Ingeniería sin fronteras» federazioan jarduten du, baina geratzen zaion denbora librearen zati eskuzabala dedikatzen die auzo-dinamikeei, batez ere, Atxuri Harrerari. Bere naturaltasunak entzulea eramaten du enpatizatzera kontatzen dituen bizipenekin. Entzun dezagun.

¿Cómo explicarías a alguien que no lo conoce qué es Atxuri Harrera?

Tiraría del hilo de las dos palabras que lo conforman. Por un lado, Harrera, como grupo de acogida. Cuando salió Ongi Etorri, de forma paralela, surgieron bastantes grupos tanto a nivel de pueblo, como de barrios que se sintieron cómodos dentro del paraguas de Ongi Etorri. Y en Atxuri también pasó eso. En el verano de 2018 llegaron cantidad de personas que estaban de paso con la intención de cruzar la frontera y de forma autónoma en los barrios surgieron iniciativas para resolver necesidades muy básicas por un período corto de tiempo, pernoctando en las canchas de Atxuri, en nuestro caso. Esa idea de acogida ha permanecido en el tiempo adaptándose a los diferentes procesos migratorios que hemos ido viendo. Y luego la palabra Atxuri es importante poque recoge la idea de que es un colectivo de barrio que es lo que da identidad al grupo. Las motivaciones que hay en el grupo son muy diversas, hay una diversidad enorme que vamos manejando, vamos fluyendo con ella y al final lo que nos une es Atxuri.

¿Cuáles son los ejes de actuación de Atxuri Harrera?

Nos cuesta mucho aterrizar, pero esto hemos conseguido definirlo. Por un lado, es hacer barrio, que va más allá de hablar de inclusión. Lo que tenemos que conseguir es que nosotras seamos barrio de acogida, lo que significa revisar nuestras fiestas, revisar nuestra manera de ocupar el espacio, revisar nuestra manera de hacer reuniones con la intención de tratar de que sean espacios. Se pone el foco en nuestras propias prácticas. Otra pata es el acompañamiento. Es algo de lo más diverso, pero cuando alguien está recién llegado hay un patrón que suele repetirse:  padrón, tarjeta sanitaria, orientación de dónde pueden estudiar, los distintos recursos que en una primera acogida pueden ser necesarios… Y la tercera pata es la denuncia. En un primer momento se denunció el cierre de las canchas y cómo desde el ayuntamiento se trataba de invisibilizar una realidad que por distintas circunstancias se había acercado a las zonas céntricas de Bilbao. Ahora mismo estamos en la campaña para visibilizar lo que está sucediendo con el SMUS (Servicio Municipal de Urgencias Sociales) o el tema de las agresiones policiales que es algo que también nos ha movido mucho: ver la impunidad con la que se cometen determinadas operaciones. A denunciarlo por la vía jurídica no le veíamos mucho recorrido y entonces hemos intentado a través de unas fichas junto con otros colectivos visibilizar para no normalizar cosas que no deberían suceder.

El pasado 24 de mayo celebrasteis el aniversario de Atxuri Harrera. ¿Por qué habláis de sexto aniversario y de tercer aniversario?

Había una estructura del colectivo hace 6 años que fue la que dio lugar a las actividades de acogida para las personas del África principalmente negra que llegaron a Bilbao en aquel momento. Se hacían comidas y cenas diariamente para más de 100 personas, pero tras estos meses, al grupo le faltaba un objetivo más a largo plazo. Llegó la pandemia y pasó como con tantos grupos, quedó «crionizado». Eso fue como una primera fase y hace 3 años, cuando empezó la desescalada, empezamos a ver cómo en el parque, fundamentalmente en las canchas, había jóvenes que estaban ahí pernoctando en número creciente. Un día sucedió un desalojo especialmente agresivo. La Policía Municipal no les dejó a los chavales recoger sus pertenencias y delante de sus narices, con una furgoneta de limpieza, tiraron sus sacos, sus mantas, incluso un joven perdió sus documentos. Lo ocurrido tuvo un impacto emocinal enorme en muchos chicos. Entonces convocamos en la plaza al grupo de Telegram que existía y vimos la opción de juntarnos con los chavales y ver qué podíamos hacer. Nos dijeron de forma muy unánime que necesitaban un sitio donde guardar las cosas. Un de las opciones fue el garaje del cura y fuimos a hablar con Miguel (el cura). Fue muy directo pues él sí había visto el desalojo y dijo que le pareció espantoso y que sí, que nos dejaba la llave. Así estuvimos durante dos años.

¿Por qué dejasteis el garaje?

Pues porque, así como al principio no nos puso ninguna pega, luego nos dijo que ya había que ir dejándolo, que él se iba a ir de aquí. No fue nada inmediato. Pudimos tocar varias puertas y, gracias a que nos dejó tiempo, llegó la respuesta de Karmela, que fue afirmativa y ya llevamos un año allí.

Acabas de decir que tu primer contacto fue hace 3 años aproximadamente y el otro día en la celebración del aniversario comentaste que ahora tu agenda de teléfonos está llena de contactos magrebíes, cosa que no ocurría hace 3 años.  ¿Qué ha cambiado en tu vida en estos 3 años y qué te han aportado esos cambios?  

Ha sido un cambio de vida brutal. Diría que más allá de acercarme a personas árabes, bereberes, colectivos con los que no tenía vínculo previo, nunca había tenido relación con personas en situación de calle.  Ahora el nivel de relaciones es continuo, por momentos íntimo. Me ocupa el 80% del tiempo que socializo. El primer año fue especialmente intenso y difícil de llevar por las situaciones que día tras día tienen que soportar las personas que están en la calle, sobre todo si son racializadas. Era una continua sorpresa y un continuo desgarro. No podía creer que la policía te desalojara de dormir en la calle. No podía entender cómo contaban agresiones policiales en medio de la calle, cómo les habían robado los móviles… y, tras toda esa rabia, ver que tampoco podíamos hacer nada, porque ¿a quién se lo vamos a denunciar?, ¿a la propia policía? Había comentarios y miradas en las calles por ir con jóvenes magrebíes. Pero al mismo tiempo nos ha ayudado a todos y a todas el ver que a veces por las oportunidades y por la fuerza que ponen muchos de los chavales la situación puede revertirse. Si no hubiéramos visto que hay caminos y posibilidad de mejorar, la desesperanza hubiera acabado con el propio grupo.

¿Te parece que hay más más flujo de inmigrantes hoy o se ha estancado?

Cuando se habla de migración todo es imprevisto, todo es oleada, todo es decir “nadie podía prever” y continuamente aparecen las instituciones como desbordadas. ¡Pues vaya previsión! Pero, según nuestra experiencia, no hay un crecimiento tan grande. Desde el ayuntamiento se justifican diciendo que están totalmente desbordados, para explicar, por ejemplo, la paralización del SMUS. Pero el crecimiento para una ciudad como Bilbao nos parece totalmente asumible. Que el número de personas que están en situación de calle aumenta no puede ser la excusa para que una Administración no atienda necesidades básicas.

Vamos a imaginar un itinerario tipo. Llega un chico a Bilbao ¿Qué le espera?

Hay una cosa que ha cambiado radicalmente. Antes lo primero era ir al SMUS (Servicio Muncipal de Urgencias Sociales). En el SMUS por mucho que hubiera colas y fueran infernales de forma que te hacían pasar varias noches allí para conseguir que te atendieran, pero al final te atendían y tú salías de allí con una tarjeta para el comedor y ahora eso ha desaparecido. Ahora estamos en una ciudad en la que hay mucha gente pasando hambre y eso, aparte de un foco de injusticia per se, tiene repercusiones sobre la salud mental. Hasta desde el punto vista más individualista el camino que está tomando este ayuntamiento es un camino que nos está llevando a lugares que ojalá se corten cuanto antes. Dejando esto a un lado, este municipio, también fruto de la lucha de organizaciones, fundamentalmente de Ongi Etorri, lo que tiene es el padrón social. Cuando tú pruebas haber estado 3 meses aquí, el ayuntamiento te da un papel que es el padrón que pese a que reciba el adjetivo de social es un padrón que tiene exactamente el mismo valor que el padrón de una vivienda y te da acceso, por ejemplo, a darte de alta en Lanbide para acceder a cursos de formación y conseguir profesionalizarte y que puedas ser atractivo para empresas de electricidad, fontanería, construcción… El padrón también te da acceso a la tarjeta sanitaria y es la prueba máxima para pedir arraigo social o por formación. En general ese es el camino y va muy vinculado a procesos formativos.

Bueno, a lo largo de la conversación hemos hablado de las instituciones locales, del municipio, de la policía, del SMUS.  Permite que insista: ¿Las instituciones de Bilbao están a la altura?

Ahora mismo lo que es una vergüenza es la situación de bloqueo al que el propio ayuntamiento ha llevado al SMUS. El bloqueo no viene por las personas que en una situación de emergencia están pidiendo un mínimo que en algunos casos no deja de ser una comida al día. El bloqueo viene por la Administración pública que impide que haya personas satisfaciendo esas necesidades tan sumamente básicas.

¿Por falta de contratación de funcionarios, tal vez?

Hay un argumento que es económico pero que haya personas en emergencia que no tengan ni siquiera un bocadillo, no es un tema de presupuesto siendo Bilbao una ciudad que se gasta en un montón de eventos que no son para la ciudadanía de aquí sino para turistas que vienen a disfrutar de esos eventos. Que no haya para la gente que habita sus calles ni siquiera una comida al día me parece que es una decisión política de cómo se distribuyen los amplios recursos que tiene este ayuntamiento. Anteriormente nosotras poníamos el foco en el tema de la calidad de atención del SMUS, es decir, disminuir las esperas, mejorar el trato, mejorar la calidad de la comida, asegurar que no fuera una comida, sino que fueran tres… y de repente nos han bloqueado todos esos debates, ya ni siquiera se da la posibilidad de un plato de comida, ni siquiera la posibilidad de pedir cita. Teníamos la expectativa de poner fin al sistema de pernocta a las puertas del SMUS y ahora resulta que es que ni siquiera te atienden. Han conseguido a través de este sistema de cita la coartada perfecta para que no sean visibles las colas del hambre que hasta hace poco estaban en la puerta del SMUS, día y noche. La gente que está pasando hambre no puede acceder a ningún sitio, porque en la puerta no le atienden y cuando tratas de hacerlo por internet nunca hay citas. Esto es de una inhumanidad que ya no se explica por un sistema que está en pruebas. Ya llevamos 3 meses de implantación y la situación es desoladora.

Hay que decir que Bilbao destina bastante más recursos que otras muchas ciudades a la situación de personas sin hogar. El volantazo del Ayuntamiento de Bilbao también se explica por la falta de responsabilidad de municipios aledaños. No se estaba produciendo un reparto equitativo por la población que había en cada municipio. No cumplen en Sestao, en Durango, en Getxo, en Barakaldo, en Basauri… Entonces, hay una hiperconcentración en Bilbao y yo creo que esto es un órdago que se está marcando el Ayuntamiento de Bilbao frente a Diputación, frente a Gobierno Vasco y frente a otros municipios. En ese intento razonable de coordinación con municipios lo que no puede suceder es que quien lo pague sean las personas más vulnerables porque eso resulta de un sadismo máximo.  

Respuesta

  1. Avatar de domniktagliarini1986

    wow!! 46Adrián Zelaia (I): “El posmocapitalismo manipula retos sociales objetivos”

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